El Sr.Jones acudió a su médico de cabecera completamente aterrado; aquella mañana había descubierto que le había salido una cara donde antes tenía el cogote. El médico lo contempló atónito y no acabó de creérselo hasta que pudo comprobarlo por sí mismo. El rostro le sonrío, no dijo nada, sólo sonrió e incluso se atrevió a guiñarle un ojo de forma pícara mientras el Sr Jones no dejaba de sollozar al otro de la cabeza.
© Richard Archer - 2010 (Todos los derechos reservados)
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