jueves, 29 de abril de 2010

PARA TODA LA VIDA

La dibujó, con trazos delicados, tal y como la recordaba el día, único día, que la vio cruzarse ante él en mitad de la calle. Una vez hubo terminado la contempló en silencio. Suspiró. Sin duda estaba enamorado, profundamente prendido de un ser que había pasado por su vida durante unas escasas docenas de segundos...
Entró en el baño. Prendió la luz. La bañera ya estaba lo suficientemente llena para que no se desbordase. Se desnudó y se metió en ella. El agua estaba caliente. Muy agradable. Delicadamente sumergió el papel con el dibujo mirando hacia él. Lo aproximó a su pecho. Muy cerca de su corazón. Lo abrazó, lo acarició y se quedó dormido al instante. Cuando despertó la mujer ya no estaba en el papel. Se había esfumado. Buscó alrededor, nervioso, con la mirada. Pensó por un momento como aquel ser se había transformado en real y en esos momentos andaba por la casa como para quedarse con él para siempre. Pero no la vio, ni mucho menos la escuchó. Miró entonces en el agua. Tampoco estaba. De repente se dio cuenta de algo y suspiró aliviado. Ella aun estaba allí, muy cerca de él. Se encontraba adherida a su pecho formando un extraño tatuaje, tenía los ojos cerrados como dormida y lo rodeaba muy fuertemente con los brazos. Su boca reflejaba una sonrisa. Una mezcla de ternura, sosiego y felicidad.

© Richard Archer - 2010 (Todos los derechos reservados)

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