viernes, 30 de abril de 2010

KAZIT

- ¡Rápido, esconderos en el fondo del armario! - murmuró la mujer que en ese momento se encontraba tendida sobre la cama.
Luke agarró a Suzzie, su hermana, y la empujó dentro de viejo y amplio ropero que se encontraba en la habitación de sus padres. Ambos se pegaron a la pared del fondo todo lo máximo que pudieron. Luego él le hizo un gesto a su hermana para que ésta cerrase los ojos y no dijera absolutamente nada.
Luke lo vio entrar. Pudo hacerlo porque aquel armario, que ya con anterioridad había servido para cientos de juegos y sobre todo escondites, no cerraba bien y siempre se dejaba una pequeña ranura al aire que permitía ver la puerta del dormitorio y una parte de la cama donde dormían sus padres. El ser que hizo acto de presencia era negro como la mismísima oscuridad. Entró con lentitud, como flotando; parecía un encapuchado, uno de esos monjes de las películas de Robin Hood que a Luke le daban mucho miedo. El ser hedía, horrores. Ambos niños estuvieron a punto de tener un ataque de nauseas pero el miedo a ser descubiertos hicieron que estas desaparecieran al instante. 
El ser se situó a un costado de la cama, en diagonal a donde se encontraba su madre. Ella lo miraba aterrada. En ningún momento desvió sus ojos hacia el armario donde se encontraban sus hijos. Luke la escuchó sollozar, dijo algo que no entendió justo cuando el ser levantó su brazo y la señaló con su retorcido dedo. De repente la estancia se llenó de un zumbido y la luz se apaciguó. El niño contempló como todo lo que se encontraba fuera comenzaba a corromperse. Era como cuando se quemaba un papel y este se tornaba gris, luego negro y por último se volvía cenizas. Luke descubrió horrorizado que se trataba de una pastosa alfombra de hongos e insectos que aparecieron de la nada poblando todo como si fuera una especie de repugnarte mucosidad recién derramada. 
El niño vio como la cama y su madre se volvían grises de repente. Ella comenzó a retorcerse de dolor debido a una densa masa de gusanos y moscas que cubrían su cuerpo. Parte de esa masa también entró en el armario. La ropa colgada se llenó de polillas y estas les golpeaban el rostro con intensa furia. Suzzie gemía pero Luke consiguió de nuevo que se calmase. El moho avanzó lentamente hacia ellos hasta escasos milímetros de sus pies. Finalmente se detuvo. Al parecer todo había finalizado. El ser desapareció de súbito dejando a los dos niños solos.  


© Richard Archer - 2010 (Todos los derechos reservados)

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