martes, 27 de abril de 2010

HAROLD

Aquel era el campo de concentración más grande del país. Mil barracas de madera perfectamente alineadas, de dimensiones ciclopeas. Un lugar lleno de personas vestidas con pijamas de tela rala tan sucios que ni los chinches gozaban posarse en ellos. Ocupé mi catre. Estaba muy asustado, triste, lleno de preocupación por mi madre... Yo, prisionero. Ella, sola en casa. Mi delito: ser un obeso como todos mis compañeros. 

© Richard Archer - 2010 (Todos los derechos reservados)

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