Del suelo se abrió un agujero, del tamaño de un balón de baloncesto. De su interior surgió una mano, huesuda, paliducha, seguida de un largo brazo. Los dedos palparon nerviosamente el suelo. Parecían estar buscando algo. La gente miraba aquello con una mezcla entre incredulidad y temor. No era normal que de la nada surgiera semejante inverosimilitud.
© Richard Archer - 2010 (Todos los derechos reservados)
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