Todas ellas eran hermanas. Habían crecido juntas, vivian en el mismo sitio y para colmo todas se llamaban igual. Pero eso no les importaba. Sabían diferenciarse las unas de las otras y se querían mucho. Vivían en armonía y muy compenetradas, tan compenetradas que todas ellas gritaron de terror el día que aparecieron un puñado de humanos y comenzaron a arrancarlas y patearlas sin distinción.
© Richard Archer - 2010 (Todos los derechos reservados)
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